Compromiso con la Cultura de Paz
«Construir la Paz en Nuestro ADN»
Por María Marta Hall, directora «De la Convivencia a la Paz.

Construir la Paz en nuestro ADN

Nuestra concepción y comprensión del mundo es violenta, o trágica, “el valle de lágrimas”, “la vida es cruel y es mucha”, “el que a hierro mata a hierro muere”, etc.

Nuestras comunicación verbal suele ser violenta, no importa el tema en cuestión, apuntamos, armamos, con-vencemos y disparamos palabras agresivas, orales y escritas.

Nuestra historia y la del mundo han dado a luz consignas definitivas como “Nunca más” o “Ni una menos”, con poco o ningún éxito.

Simultáneamente, nuestras civilizaciones han producido líderes positivos y pacíficos, no sólo en ámbitos religiosos y espirituales, sino en todas las manifestaciones culturales que se fueron construyendo a lo largo de los siglos.

También es un hecho que nuestro planeta aún existe, gracias a los miles de millones de personas que cada día se levantan y hacen el bien en su hogar, en su trabajo, en su recreación. Que elijen el buen trato, la comunicación amable, la conducta cortes, el respeto, la compasión. Que sostienen la esperanza con solidaridad.

¿Donde está la violencia? ¿Estará en nuestros genes?                                                                        Seguramente, algún día lo sabremos.

Mientras tanto, podemos trabajar para ser más los que tomemos conciencia de la Paz como un derecho y una responsabilidad, que la transmitamos, que nos eduquemos para convivir bien y expandirla globalmente, de uno en uno, de padres a hijos, de hijos a nietos, hasta que ese o esos genes se vayan pacificando, y logremos esculpir un  nuevo ser humano, más resiliente, más fuerte para atravesar los conflictos inherentes a nuestra condición y evolucionar fortalecidos en el ejercicio equilibrado de nuestros derechos y responsabilidades.

Poseemos infinidad de valores y herramientas positivas para lograrlo: la palabra, la escucha, el diálogo, el perdón, la reconciliación, la compasión, en definitiva todas las formas del amor que nos hacen elegir la Vida y cuidarla.

Es una posibilidad para tener en cuenta: construir la Paz en nuestro ADN humano.

Tendremos como siempre dolencias, debilidades, conflictos, adversidades, pero en lugar de “combatirlos” aprenderemos a aliviarlos, diluirlos, tal vez resolverlos, a través del Bien y la Paz.

Pensamos que es posible.

Comencemos otra vez. Primero por mí, luego por los otros, finalmente por todos, conviviendo en Paz, únicos y diversos.

No será un mundo perfecto, será un mundo mejor para todos, especialmente para los que vendrán.

 

María Marta Hall

Directora «De la Convivencia a la Paz»

 

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